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Soy de los muy convencidos de que el valor reputacional de una compañía comienza por el propio valor que le otorga a su comunicación interna.

De hecho, siempre he situado a Recursos Humanos (hoy denominado “Personas”) como el departamento o área de mayor relación funcional directa con el de Comunicación -exceptuando la dependencia directa de Presidencia y/o la figura ejecutiva de mayor rango- y la coordinación (obligada y proactiva siempre) con el resto de departamentos. 

Este convencimiento es puramente lógico: son las personas quienes comunican. Utilizan las herramientas y los canales, desarrollan los procesos y protagonizan –ponen rostro humano– los hechos. No hay marca de prestigio sin personas de referencia, como tampoco a la inversa, siempre hay un nombre al frente de un desastre. 

Más importante que nunca

La cuestión es que la pandemia ha reafirmado el valor de la comunicación interna. Creo que más que nunca. Y ha desarrollado nuevos procesos y redimensionado su función con ejemplos destacados. 

Más allá de esos ejemplos, está el Manual de Comunicación Interna presentado y publicado por Dircom a mediados del pasado mes de febrero. Un trabajo excepcionalmente preciso y útil para entender ese valor y actuar en consecuencia.

Un trabajo al que se puede acceder en la web de la asociación

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