La corrupción es uno de los fenómenos que más han condicionado la política española en los últimos treinta años. Ha sido capaz de derribar gobiernos y forjar liderazgos -efímeros, bien es verdad- como alternativas electorales y realidades políticas.
El hecho es que la corrupción tiene un universo de lecturas y de visiones difícilmente interpretables en una sola clave -no se trata solo de la política, donde hay que recordar que la mayor parte de quienes se dedican a ella es gente honrada- y entra en el campo de lo moral, ¿no es la ingeniería social una forma de corrupción?
Sea como fuere y por aportar un apunte, esta infografía de Statista refleja el informe anual de Transparencia Internacional sobre la corrupción mundial, un índice de referencia institucional.
España avanza de nuevo en la mejora de la percepción sobre su sector público. Mejora cuatro puntos y escala hasta la mitad (decimoterceros junto a Portugal) en la Unión Europea y hasta el trigésimo en el mundo. En contexto y comparativa, muy poco.
Así lo dice el informe:, “Transparency International España considera que una economía como la española, que se sitúa entre las 15 primeras del mundo, no debería estar por debajo de los 70 puntos en el Índice de Percepción si quiere mantener su imagen y su competitividad“.