Decididamente, el talento no se va porque sí de las empresas, organizaciones o instituciones. Se va de quienes lo descuidan –cuando no lo obvian y hasta desprecian- en ellas. Hoy en día, las relaciones que se sustentan en valores auténticos son las que desembocan en un compromiso inequívoco. Son imprescindibles.
El respeto, la transparencia y la honestidad aportan la credibilidad sobre la que se construye la reputación. Y la reputación es confianza, el punto de partida para ejecutar cualquier acción organizativa, comenzando por la transformación digital, una configuración básica en cambio permanente, donde lo importante son los valores con los que se utilizan – y por encima de– las herramientas tecnológicas.
La reputación adquiere así la dimensión que le corresponde y que resulta de una ecuación tan simple como inapelable: importan los hechos -la verdad– por encima de las palabras -las versiones-. Se fideliza con la honradez, no solo con la eficacia.
Alinear
Talento, valores, compromiso, reputación y confianza. Una alineación que depende del CEO y su capacidad de visión y ejecución, de su capacidad real de liderazgo -que es la que mira al avance de su organización, no al de sus intereses propios- pero también de una coordinación indispensable de Comunicación y Recursos Humanos, sea cual sea el tamaño del lugar donde tengan su desempeño, porque debe ser parte fundamental de su responsabilidad profesional.
Esa coordinación es cada día más relevante porque sustenta organizativamente el propósito, más allá de cualquier idea retórica sobre la cultura corporativa, e influye decisivamente sobre la reputación como refleja el informe Approaching the future 2018, presentado la semana pasada.
Esta coordinación entre Comunicación y Recursos Humanos responde plenamente a esta era en la que la confianza nace y se cimenta internamente para proyectarse de manera natural al exterior. En la que las personas son protagonistas y sus relaciones, clave de bóveda.
Por ello, la comunicación interna está recuperando un terreno que había perdido, a pesar de los magníficos ejemplos que hay en muchas empresas españolas, frente a la inmediatez mal entendida del marketing, cuando sólo se ve como venta pura y dura, en los issues del cuadro de mandos de la comunicación estratégica.
Es sencillo
Es sencillo: si no eres relevante -es decir, influyente- por tu (buena) reputación, no vendes. Tu (buena) reputación viene de lo que digan los demás de ti. Si eres reconocido por tus (buenos) actos, despertarás confianza. La confianza (la auténtica) nace en las personas que hay dentro de las organizaciones. Tras ella, nace el compromiso (libre y convencido) que se refleja fuera. Es entonces, vendes.
Para llevar a cabo la secuencia de modo operativo, hay que llevar a cabo una excelente política de comunicación interna, en la que Comunicación y Recursos humanos deben ser prácticamente uno sólo. Al fin y al cabo, sus intereses internos -desde el punto de vista departamental- son comunes y complementarios y los resultados de su trabajo conjunto, son totalmente transversales.
Este documento del HR & Dircom International Forum describe y sistematiza lo que define como una “relación estratégica“. Y es que no sólo es una relación estratégica, es un auténtico reto para las organizaciones, su talento y la sociedad. Son hechos. Es Reputación.